Pequeñas acciones para grandes impactos

El pasado 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, institucionalizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) desde 1973. Con este motivo se realizaron diferentes actividades, como caminatas invitando a la conciencia ambiental y siembras de árboles, entre otras. Plausible cada una de estas actividades, no obstante, sea esta una oportunidad de invitar a cada risaraldense para que la protección del medio ambiente se convierta en un ejercicio cotidiano.

Hasta hace algunas semanas era tema de conversación permanente el Fenómeno de La Niña, el cual azotó a la región durante cerca de dos años: inundaciones, derrumbes, cultivos anegados, familias damnificadas fueron algunas de las tragedias que tuvimos que presenciar. Ahora estamos padeciendo el Fenómeno de El Niño, el cual ya está generando sequías e incendios forestales de graves consecuencias en distintos lugares. Todo esto es una muestra de que el planeta clama por acciones humanas.

De acuerdo con una reciente publicación de Naciones Unidas, se estima que, “cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se cree que la mitad de este material se concibe para una vida útil de un solo uso. Menos del 10% se recicla”.

Expone también Naciones Unidas: “las personas ingieren más de 50.000 partículas de plástico cada año, e incluso muchas más si se tienen en cuenta las partículas inhaladas. Los productos plásticos de un solo uso que resultan desechados o quemados no solamente perjudican a la salud humana y la biodiversidad, sino que igualmente contaminan todo tipo de ecosistemas, desde los picos de montaña hasta el lecho marino”.

Y agrega este dato: “cada año llegan a los océanos unos 11 millones de toneladas de residuos plásticos, cifra que podría triplicarse de aquí a 2040”, lo cual evidencia el daño humano y la necesidad de actuar ya.

Por supuesto, desde los gobiernos se tiene que invertir y promover programas de educación ambiental, reforestación, economía circular y protección de los recursos naturales; ese tiene que ser un compromiso de todo aquel que tenga aspiraciones de gobernar. En Risaralda, un departamento donde contamos con 22 áreas protegidas, cerca del 40% del territorio bajo alguna figura de conservación, gracias al valioso ejercicio realizado por autoridades ambientales como la CARDER, colectivos ambientalistas, la academia y los gobiernos locales, nuestro esfuerzo tiene que ser aún mayor; pues hay que cuidar esa riqueza natural que tenemos.

No obstante, hoy mi invitación es a cada ciudadano: las pequeñas acciones pueden tener grandes impactos. Si cada persona, en toda familia establecemos el hábito de reciclar; si empezamos a tener mayor conciencia y gastamos menos agua al bañarnos y demás necesidades domésticas; si entendemos que cada árbol es fundamental para la vida humana, si usamos menos los vehículos de consumo de combustibles, entonces estaremos haciendo un gran aporte a nuestro planeta y la obligación de dejar un lugar adecuado para la vida de nuestras próximas generaciones.

Juan Diego Patiño Ochoa
Por Risaralda